jueves, 19 de enero de 2012



Le dedico esta prosa poética a mi madre y a su querido, que se han casado este miércoles 18 de enero en el consulado español de Tánger:




¡Casarse!

Y brindar por ello con el champán de las mejores uvas, recogidas por alguien sabedor de que con su elixir se harían chocar los finos cristales de las copas.

Que el corcho de la mejor botella del más majestuoso alcornocal de nuestra tierra salga impetuoso hacia el cielo, y abra paso al oxigenado aroma que hipnotizará almas a su encuentro.

Que la espuma salte del repiqueteo de las copas y moje manos, trajes y vestidos.

Y que las risas se conviertan en la música de la jornada. 

Y los bailes en las coreografías no ensayadas.

¡Casarse!

Y que no sea más que una excusa para seguir estando juntos.

Y para seguir compartiendo y disfrutando de las maravillosas banalidades que configuran nuestras vidas.

¡
Casarse!

Y seguir acostándose juntos. Y amanecer cada mañana el uno al lado del otro. A veces abrazos, a veces separados. Pero juntos. Como siempre. Como es la habitud. Como nos encanta.

Y que las palabras y los sentimientos entre ambos sigan fluyendo y adquiriendo experiencia. Y que una idea sean dos, y las dos se conviertan en un solo proyecto.

¡Casarse!

Y seguir juntos, sabiendo que la boda era un mero protocolo, un bonito “¿y por qué no?”. Y saber que aún sin boda seguiríais juntos.

Y llorar. Porque lo necesitamos. Pero sabiendo que no existe mayor desconsuelo que la ausencia del otro. Y mayor aliento que su presencia.

¡Casarse!

Y que el goce del placer por el uno lo sea también para el otro. Porque si uno goza, gozan los dos.

Y seguir deleitándose de las genialidades del otro.

¡Casarse!

Y que la cama siga siendo el lugar favorito para yacer juntos. Donde se sigan recibiendo cariños cada mañana. Y besos. Como siempre. Como es la habitud. Como nos encanta.

Y acordarse de aquel día en el que se hicieron chocar los finos cristales contenientes del espumoso remedio de tonos ocres con el que se confirmó el compartir de dos vidas, de dos trayectorias, de dos almas.

Casarse. Y envejecer juntos.

Casarse para poder vivir.

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