domingo, 11 de marzo de 2012


(De)predadores y presas


       En este blog vamos a refrescar un conflicto que la sociedad española tiene relativamente olvidado, pero en el que el Gobierno de España (del que no quiere oír hablar ni en pintura) y los españoles estamos íntimamente vinculados, y del que somos responsables principales. Vamos a hablar del martirio que sufren y que llevan sufriendo los saharauis desde hace más de 30 años, desde 1975.


      Comencemos con una breve cronología: Aunque el conflicto propiamente dicho comienza a la muerte de Franco, todo empieza a gestarse hace más de una centuria, en la época dorada de los imperios europeos, cuando las ambiciones expansionistas y colonialistas de las naciones de este continente los llevaron a convocar la Conferencia de Berlín en 1884, cuya empresa no era ni más ni menos que la de repartirse África. Como quien se reparte un pastel. Con dos cojones. En esta conferencia España pidió administrar unos territorios que se encontraban entre Marruecos y Mauritania, dando a la costa por el oeste y con Argelia por el este, y que estaban habitados por tribus nómadas independientes las unas de las otras. Estas tribus no constituían organización estatal alguna, pero entre ellas había, como siempre ocurre con la “madre patría”, sentimientos de identificación hacia sus tierras, hacia las tierras que les daban de comer.

      Años más tarde, en 1958, España pasa a incorporar a la colonia africana a su organización territorial, denominándola provincia española. Poco después, en 1973, los saharauis crean el Frente Polisario (organización político-militar armada del Sáhara Occidental para la independencia) para luchar contra la presencia española en su territorio.

      En 1975, con Franco moribundo, España se ve obligada a abandonar el Sáhara Occidental ante la ocupación del territorio mediante la Marcha Verde por Marruecos. Esta ocupación, que se publicitó de pacífica, y que fue financiada y diseñada en gran parte por los que alardean de valores democráticos, los Estados Unidos de América, acabó bombardeando ciudades. Esto sería el inicio de una pesadilla que aún perdura hoy. Marruecos ocupó el norte del Sáhara y Mauritania hizo lo propio por el sur. Este año el Sáhara deja de ser provincia española. En este contexto, el argumento marroquí que intenta legitimar esta acción son motivos políticos e históricos: “El Gran Marruecos”, que debía extender sus dominios por todo el noroeste africano. Este Gran Marruecos era, y es, una política fascista y expansionista que carecía por completo de legitimidad. No obstante, el motivo real de esta ocupación fue el el descubrimiento por los españoles de los incalculables recursos naturales de que disponía el terrotorio saharaui. El que España estuviera atravesando una etapa de tensión con Franco dando sus últimos suspiros fue bien aprovechado por Marruecos y Mauritanua, nos puso entre la espada y la pared, y todo ello desembocó en los vergonzosos y patéticos para la historia española “Acuerdos Tripartitos de Madrid”, en virtud de los cuales España se comprometía a salir del Sáhara Occidental, pasando a compartir la administración de este territorio con Marruecos y Mauritania.

       Un año después, en 1976, la ocupación provoca el éxodo de gran parte de la población saharaui, yendo a parar a los campos de refugiados que el Gobierno argelino dispuso en su territorio para los inmigrantes, justo en la frontera con el Sáhara. Por este entonces decreta el Frente Polisario el nacimiento de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), de amplio reconocimiento internacional en la actualidad. Con la RASD la población del Sáhara Occidental se constituye ya como una nación propiamente dicha, pero en el exilio.

       Desde 1975, como vemos, el Frente Polisario cambia de ocupador y comienza una nueva guerra armada contra los nuevos inquilinos de sus tierras. Al ocupador más débil, Mauritanua, le flaquean las fuerzas ante las ofensivas saharauis y se le obliga a capitular, firmándose la paz. No obstante, en cuanto se hubieron retirado los mauritanos del sur, llegó Marruecos como ave de presa y terminó de ocupar el resto del territorio saharaui.

      En 1980 el Gobierno marroquí reduce en gran medida las posibilidades militares del Frente Polisario, pues comienza a construir un “muro” que divide el Sáhara Occidental de este a oeste, quedando la parte oeste ocupada por Marruecos, y la este, ésteril, por los autóctonos. De esta manera tan sutil afianzó Marruecos su posición en la parte rica del territorio saharaui.

       En 1988, 18 años después de iniciado el conflicto, la Organización de Naciones Unidas, sin faltar a sus costumbres, se decide a entrar por fin en escena. Se crea la Misión de Naciones Unidas para el referéndum en el Sáhara Occidental (MINURSO), que será la encargada de ejecutar el plan de paz que ha ideado y que tanto Marruecos como el Frente Polisario aceptaron. Este plan de paz consiste en la realización de un referéndum para que los saharauis puedan ejercer el derecho a la autodeterminación de su pueblo. También tendrá como función supervisar el alto al fuego acordado. No obstante, el referéndum, planeado para 1992, no llega a realizarse, pues no había acuerdo sobre cuál debía ser el censo a utilizar. El Frente Polisario defendía que el censo a utilizar debía ser el realizado por España en 1974, y Marruecos, por su parte, sostenía que en el censo debían incluirse también a los marroquíes que ocupaban el territorio. Desde entonces hasta hoy aún no se ha realizado el referéndum debido a estas discrepancias sobre el censo. Y mientras tanto continúa la guerra entre Marruecos y el Frente polisario, y la opresión del primero sobre el segundo.


       Muro de la vergüenza: En este conflicto tiene un papel muy destacado el muro al que antes hemos hecho referencia. Aunque no es tan popular como el ya caído muro de Berlín, o los muros de Ceuta y Melilla, es tan vergonzoso como el que más. Cuenta con más de 2700 kilómetros de longitud, recorriendo de norte a sur todo el territorio saharaui, y dividiéndolo de este a oeste. Al oeste se encuentra la zona marroquí ocupada, la zona rica que se abre al Atlántico, permitiendo que Marruecos explote ilegalmente y se enriquezca de los yacimientos de fosfatos (de los más grandes del mundo), del banco persquero (el mayor de África), así como de la sal, hierro, gas y petróleo que existen ahí. Y al este están los territorios liberados del Sáhara Occidental, que son territorios estériles y desiertos. El muro se compone de arena, piedras, alambradas y minas, y está custodiado 24 horas por más de 160000 soldados marroquíes. Destacar que EEUU y Francia pusieron su tecnología al alcance de Marruecos para su creación. Fue construido para defender la zona ocupada de los ataques del Frente Polisario, garantizándose así total impunidad para con los recursos naturales que ahí se encuentran. El muro impide así mismo la unificación del pueblo saharaui, y que aúnen sus fuerzas para luchar contra la ocupación y contra la represión. El muro ha dividido a la población saharaui y a sus familias, que, desde su construcción, que duró 7 años (1980-1987), llevan sin poder verse. Parte de las familias están en territorio ocupado, al oeste del muro, parte en los territorios liberados, al este, y parte también en los campos de refugiados del desierto argelino.


       Testimonio de un saharaui que se encontraba en la parte este del muro, la estéril: “Tener tan cerca la patria y no poder llegar es como morir de sed cerca del pozo”.


       Abordando otro punto, que no tema, seguro que aún permanece, al menos en la recámara de vuestra memoria, el recuerdo de aquella activista saharaui de nombre Aminetu Haidar que tanta repercusión tuvo en los medios. Esta mujer permaneció en huelga de hambre desde el 15 de noviembre de 2009 hasta el 17 de diciembre del mismo año (algo más de un mes), y conmocionó y concienció a gran parte de la población mundial sobre este conflicto. ¿Por qué dejo de comer?: Proveniente de EEUU, al entrar en El Aaiún, en el aeropuerto, escribió en el requisito administrativo, en el apartado de la nacionalidad, que era ciudadana saharaui, no marroquí. Las fuerzas de seguridad marroquíes, al leer esto, la detuvieron, desposeyeron de su pasaporte y deportaron a las Islas Canarias. Allí, nada más aterrizar, en el mismo aerpuerto, inició una huelga de hambre reivindicadora de su derecho a ir a El Aaiún y a poder constar que tiene nacionalidad saharaui, y denunciante de la complicidad del Estado español con Marruecos. Este vergonzoso suceso por parte de Marruecos provocó numerosos movimientos civiles y acciones diplomáticas de presión por parte de la ONU, EEUU y Francia (fachada democrática: hipocresía gratuita) hacia este país para que Aminetu Haidar pudiera regresar a El Aaiún. Finalmente, la activista pudo volver a la capital de su país.

       El caso Aminetu Haidar (que por cierto sufrió cuatro años de prisión y torturas entre 1987 y 1991) constituye tan sólo un ejemplo de las atrocidades que el Gobierno de Marruecos lleva a cabo en el Sáhara Occidental desde 1975, cuando la Marcha Verde ocupó el país. La finalidad que persigue esta represión es sembrar el pánico entre la población saharaui que apoya al Frente Polisario. La práctica de esta represión se traduce en detenciones arbitrarias, con condenas que llegan hasta la cadena perpetua o la pena capital; torturas en los procesos interrogatorios, como pueden ser la ingestión de excrementos por la fuerza, arrancar uñas de pie y manos, aplicar descargas eléctricas en los genitales, la penetración del ano con botellas...; destrucción de pozos, tiendas, aldeas y matanza del ganado en la población nómada del este del territorio, con el fin de obligar a éstos a emigrar a las ciudades para un mejor control sobre éstos de los marroquíes; crímenes ecológicos; así como atrocidades tan grandes como el enterramiento de saharauis vivos en fosas comunes (a lo que permítanme que denomine genocidio) o el lanzamiento de éstos al vacío desde helicópteros.

       El Gobierno marroquí encubre estas prácticas represivas con la ocupación militar del territorio del Sáhara Occidental y con el control de los medios de comunicación (con lo cual, aparte de lo dicho, que no es poco, hay más de lo que no tenemos ni idea). Según las propias declaraciones de Aminetu Haidar: “El problema del Sáhara Occidental es el bloqueo informativo.”

       Todas estas violaciones de los derechos humanos no encontrarán fin hasta que el Sáhara Occidental no ejerza el derecho a la libre determinación de su pueblo a través del referéndum, y, como consecuencia, Marruecos deje de ocupar ilegalmente su territorio.


       Y si vergonzosos son tanto las sistemáticas violaciones de los derechos humanos como el anteriormente mencionado muro, al mismo nivel se sitúan las actuaciones de los países que mantienen acuerdos económicos con Marruecos, los cuales permiten y consolidan al ocupador en territorio ocupado con total impunidad. Hablemos ahora del expolio de los recursos naturales y de los acuerdos comerciales que tienen lugar en tierras saharauis.

       Como en la mayoría de los conflictos, ya sea a nivel regional, estatal o internacional, el factor económico es siempre uno de los determinantes, si no el que más, de la existencia de éstos; y el conflicto del Sáhara no es una excepción, aunque también intervienen factores históricos y políticos, como hemos dicho al comienzo de la denuncia, pero éstos son de menor envergadura.
.
       Los convenios comerciales que los países europeos y EEUU tienen con la monarquía son numerosos, lo cual hace a estos países cómplices del expolio. Actualmente Marruecos es el primer exportador mundial de fosfatos, y los países occidentales los grandes consumidores. Según la Organización Mundial del Comercio, en 2007, más del 70% de las exportaciones realizadas por Marruecos tuvieron como destino la Unión Europea. De la misma manera, en 2006, la UE y Marruecos llevaron a cabo un convenio de pesca que incluía las aguas del Atlántico pertenecientes al Sáhara Occidental. La gota que colma el vaso es el hecho de que, de las 119 licencias de pesca que se concedieron a la UE, 100 fueron precisamente para España, país ex colonizador del Sáhara y responsable del proceso independentista de éste (responsabilidad reconocida por la ONU). Expirado el pasado mes de febrero dicho acuerdo de pesca, este tema se encuentra actualmente en el Parlamento Europeo, discutiéndose sobre la creación de uno nuevo. Sin vergüenza alguna, estos acuerdos entre España y Marruecos son silenciados por la clase política y por los medios de comunicación españoles. Actualmente, empresas americanas y francesas tienen licencias de extracción de gas y petróleo en la costa saharaui, lo cual consolida relaciones entre estos dos países, que justamente son miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, y el reino de Marruecos. Esto implica que a la hora de tomar el Consejo de Seguridad medidas para erradicar la situación de ocupación ilegal de Marruecos, que estos dos países puedan ejercer su derecho de veto y bloquear así las medidas.

       Como vemos, a la mayoría de los países consumistas les conviene que Marruecos ocupe el Sáhara Occidental. No hay voluntad política de terminar con la ocupación. Estos acuerdos comerciales son la gran estrategia de Marruecos para consolidarse como potencia ocupante.


       Veamos ahora cuál es la base jurídica que apoya mis argumentos:

   Como conflicto internacional, el derecho que aquí entra en juego es el Derecho Internacional. Y el Derecho Internacional por antonomasia es el derecho que ha emanado de la ONU y de sus organismos a partir de la segunda mitad del siglo pasado.

       Uno de los mayores logros de la Organización de Naciones Unidas ha sido el proceso de descolonización del continente africano. A día de hoy, todos los pueblos de África han ejercido su derecho a la autodeterminación, sin perjuicio de los problemas que se han derivado en la mayoría de los casos de la incapacidad de autoadministrarse del territorio desconolonizado, lo que ha dado lugar a las guerras civiles que hay y a las que ya acabaron (lo cual no deja de ser un despropósito). Todos han ejercido su derecho a la libre determinación, menos uno: Sáhara Occidental.

       El punto de partida del proceso independentista del continente africano comenzó con la resolución 1514 de la Asamblea General de la ONU de 1960, sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales. Importante papel es el que le corresponde desempeñar a España a la hora de aplicar esa resolución, en virtud de su posición como ex potencia colonizadora. Ésta es una obligación internacional de España reconocida por la ONU, y no se puede desprender de ella el actual Gobierno de Rajoy, tal y como hizo el anterior Gobierno de Zapatero, que prefirió mostrarse neutral e incluso condescendiente con Marruecos con tal de no confrontar intereses norteamericanos y franceses. La responsabilidad del Gobierno español respecto del Sáhara Occidental concluirá una vez que se realice el referéndum.

       La Corte Internacional de Justicia dictaminó en 1975 que la resolución 1514 era aplicable al caso del Sáhara Occidental: Se estaba reconociendo que la ocupación era ilegal y por la fuerza, y que Marruecos violaba el derecho fundamental de los saharauis a su libre determinación. No existe, por tanto, soberanía reconocida de Marruecos sobre territorio saharaui, por lo que no se puede considerar éste como parte integrante de aquél. De esta manera, el territorio saharaui y todo lo que existe en él pertenece al Sáhara Occidental, por lo que la explotación de los recursos naturales que Marruecos lleva a cabo es ilegal, y, así mismo, todo país debe abstenerse de comerciar con Marruecos, pues esto supone reconocer esa soberanía que no existe.

       Como último recurso jurídico, la continuación de la ocupación ilegal por la fuerza podría dar lugar a la aplicación por el Consejo de Seguridad de las medidas del Capítulo VII de la Carta de la ONU, es decir, la interrupción de las relaciones económicas y diplomáticas y de las comunicaciones con Marruecos, así como la utilización de la fuerza para restablecer la paz y seguridad internacionales. No obstante, esta vía es poco probable debido a que, como hemos remarcado ya, Marruecos cuenta con el derecho de veto de EEUU y Francia en el Consejo de Seguridad.

     Así mismo, la Sociedad Internacional tiene la responsabilidad política y moral de esclarecer la verdad sobre las numerosas violaciones de los derechos humanos que ha llevado a cabo Marruecos sobre el pueblo saharaui desde 1975. Y Marruecos deberá indemnizar los daños.

       Desde 1991, la MINURSO (Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental) entró en escena con el objetivo de establecer la paz y de que se realizara el referéndum. Se han sucedido varios planes para la consecución del referéndum, conocidos como Planes Baker I, II y III. Ninguno ha resultado exitoso. Marruecos defiende un Sáhara Occidental marroquí, con cierta autonomía, pero sin independencia. Y si se realizara el referéndum, no permitiría otro censo que no fuera con los colonos marroquíes en él incluidos. Dado que los marroquíes que hoy se encuentran en el Sáhara Occidental son mucho más numerosos que los saharauis, el referéndum manifestaría la no independencia. Por su parte, el Frente Polisario defiende el derecho a la independencia de su pueblo con el censo llevado a cabo por España en 1974, el cual incluye en él sólo a la población saharaui habida en ese momento. Éste es el censo que debe utilizarse.

       ¿Solución al conflicto por la vía diplomática?, muy complicado viendo el análisis y evolución del conflicto. Además, Marruecos cuenta con el apoyo determinante de EEUU y Francia (aparte de los acuerdos comerciales con muchos países europeos), lo que impide cualquier represalia hacia el país ocupante. El conflicto se encuentra en una situación en la que no hay guerra ni paz. Y, mientras tanto, los saharauis siguen siendo oprimidos y reprimidos en el territorio ocupado, y viviendo en precarias situaciones en los campos de refugiados. La única salida realista ahora mismo es la vía armada. El Frente Polisario ha intentado ejercer su derecho a la autodeterminación por la vía pacífica, por la vía diplomática, pero, debido a que Marruecos no quiere que se solucione este conflicto por esta vía, habrá que buscar otra. Si el Frente Polisario volviera ahora mismo a las armas, esta iniciativa tendría una absoluta legitimidad.



2 comentarios:

  1. Quique me ha encantado tu relato personal sobre el conflicto saharaui. Magnífica capacidad de síntesis, perfecto en cuanto a Cronología y ameno en su lectura.
    Un abrazo

    ResponderEliminar