miércoles, 12 de diciembre de 2012


14-N

       Desperezóse Libertad aquella mañana cuando la luz del astro rey atravesó el ventanal, y escaló desde la solería hasta su almohada. Pero aquel 14-N el sol no salió con intención de calentar un día más de rutina. Aseóse, cortó el ayuno y salió camino al complejo comercial, donde se encontraba su modesta fuente de ingresos de veinte metros cuadrados. Este trayecto que tediosamente hacía a diario, hoy era diferente, y lo encañonaba con la excitación propia de saberse protagonista del cambio. Cuál fue la no grata sorpresa de Libertad al ver que piquetes de esos que se autodenominaban “informativos” la recibieron con contenedores incendiados, cerrándole el único acceso al complejo. El gentío y su bullicio impedían a Libertad hacerse explicar, y las morbosas consignas invitaban a la violencia. En su afán por ganar la entrada, alcanzóle una piedra en la cabeza, cayendo Libertad en el acto... Las pancartas que en el local de veinte metros cuadrados esperaban para ser desplegadas y apoyar la causa no saldrían finalmente aquel 14-N a la calle.

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